Diversidades sexuales

Mujeres y video boliviano en 1990: miradas sobre la serie Rebeldías y el cortometraje Ese sordo del alma

Artes y Culturas

Mujeres y cine

26 de abril de 2023

*Imagen del capítulo Mujeres campesinas, de la serie Rebeldías (1994), de Liliana de la Quintana. Fuente: Festival de Cine Radical.
El VII Festival de Cine Radical (2020) propone, dentro de su núcleo de programación MUJERES/CINE, el foco Video y mujeres en Bolivia, un pequeño agrupamiento de dos piezas clave en la historia de las mujeres en el audiovisual en Bolivia: el cortometraje Ese sordo del alma (1990, dirigido por Raquel Romero y realizado por una colectiva de mujeres articuladas al Movimiento del Nuevo Cine y Video Boliviano) y la serie de cuatro capítulos Rebeldías (1994, dirigido por Liliana de la Quintana y producido por NICOBIS). Además de las exhibiciones virtuales –abiertas a través de inscripciones hasta el sábado 28 de noviembre–, se desarrollará un conversatorio virtual con las directoras de las piezas que integran el foco, Liliana de la Quintana y Raquel Romero, junto a la investigadora argentina especializada en video boliviano de los ochenta, María Gabriela Aimaretti. El diálogo se transmitirá en vivo el viernes 27 de noviembre a hrs. 19:30 a través de la página en Facebook del Festival de Cine Radical.

Rebeldías: historias, demandas y protagonistas en la lucha de las mujeres bolivianas en el siglo XX

Cecilia Peñaranda del Carpio 

Rebeldías es una mini serie de cuatro capítulos, producida por NICOBIS. Liliana de la Quintana dirige toda la serie y la producción ejecutiva estuvo en manos del Centro Gregoria Apaza y Diana Urioste. La musicalización es de Cergio Prudencio y contó con aportes y colaboraciones distintas. Auspiciada por la cooperación internacional, la serie es de 1994. Los cuatro capítulos tienen como protagonistas a distintas mujeres: mineras, de la clase media, campesinas y mujeres de barrios populares. Durante 18 a 25 minutos por capítulo, podemos ver un resumen de sus historias, demandas y protagonistas. 

Hacerlas presentes a veces parece tarea difícil. Evidenciar su lucha y trayectoria, su organización y accionar sería complicado sin este trabajo de registro y recuperación. Pareciese que su habitar se hace liviano e imperceptible en ciertos momentos y es a través de trabajos parecidos a este documental que recordamos su fuerza y legado. El gran logro de Rebeldías es, a mi parecer, la forma de contarnos estas historias. A partir de una posición de empoderamiento y resaltando las formas de resistencia y agencia de las mujeres, para cambiar sus condiciones de existencia. No obstante, no solo eso: la serie evidencia la diversidad de mujeres, sus distintas realidades, orígenes, objetivos y procesos. Pero en esta amplia diversidad también se logra vislumbrar problemáticas compartidas. 

El primer capítulo, Mujeres mineras, utiliza como base el libro de Filemón Escobar Testimonio de un militante obrero, con la voz de Sandra Aliaga y David Mondaca, para acercarnos a la vivencia en las minas. Se utiliza material de soporte y se cuenta con intervenciones de Domitila Barrios, Alicia Vda. De Escobar, Geronima Vda. De Romero y Norma de Salguero, algunas de ellas involucradas en la organización del Comité de Amas de Casas que fue fundamental para la resistencia a gobiernos dictatoriales y a medidas neoliberales. 

Imagen del capítulo Mujeres mineras, de la serie Rebeldías, (1994), de Liliana de la Quintana. Fuente: Festival de Cine Radical.

Mujeres de clase media, segundo capítulo, permite aproximarnos al recorrido diverso que estas mujeres tuvieron. Se hace una recapitulación del accionar a partir de principios de siglo XX. A través de dramatizaciones, se recoge la historia de mujeres letradas o ilustradas que se organizaron en la primera mitad del siglo pasado. También se recupera el testimonio de algunas de ellas, como Bethsabe Salmón o María Luisa Sánchez Bustamante, lideresas de la revista femenina orureña Feminiflor y el Ateneo Femenino de La Paz, respectivamente. Luego, la militancia fue un espacio de acción, el MNR, el PIR y el MIR fueron partidos que albergaron a mujeres que incidieron en espacios de poder. Por último, las Organizaciones no Gubernamentales y otras instituciones fungieron como instancias de agencia para muchas de ellas. A partir de voces como las de Lydia Gueiler, Silvia Rivera, Gloria Ardaya, Lourdes Zabala, Rosario Chacón, Sonia Montaño, entre otras, evidenciamos ese andar. 

El tercer capítulo, Mujeres campesinas, nos permite acceder a testimonios y discursos de campesinas e indígenas del altiplano y del oriente boliviano, mujeres pertenecientes a organizaciones como Las Bartolinas, la APG, Asociación Artesanal La Imilla y mujeres cocaleras relatan sus experiencias en la formación e intervención en las mismas. Algo que resaltar es el punto de encuentro de todas ellas, en ciertos contextos, o el rol que cumplen dentro de organizaciones regidas por hombres y la búsqueda de instancias para luchar por sus propias demandas. 

Por último, en el capítulo Mujeres de los barrios populares, con la voz de Patricia Flores y Eva Gutiérrez, nos adentramos en las historias de mujeres en el espacio urbano. Primero recordando a las organizaciones que reunían a floristas, obreras, cocineras, comerciantes, la Federación Obrera Femenina y el Sindicato de Culinarias, en las primeras décadas del siglo XX. Luego, a partir de la segunda mitad del siglo, la participación de las mujeres en partidos como el MNR y la creación de organizaciones como la Federación de Amas de Casa de Barrios Populares o la Federación de Trabajadoras del Hogar. Con un fragmento de entrevista a Petrolina Infantes –anarquista, líder del Sindicato de Culinarias y Ramas Afines y de la Federación Obrera Femenina desde la década de 1920– y el testimonio de Dominga de Velásquez –Federación de Amas de Casa de Barrios Populares de La Paz– podemos conocer su historia de viva voz. 


Fichas técnicas 
Capítulo Mujeres Mineras
Año: 1994.
País de producción: Bolivia.
Duración: 18 minutos.
Soporte: Video.
Color: Color.
Dirección y guion: Liliana de la Quintana.
Retrato basado en: Testimonio de un militante obrero, de Filemón Escobar.
Producción ejecutiva: Centro Gregoria Apaza, Diana Urioste.
Asistencia de producción: Taller de Historia y Participación de la Mujer (TAHIPAMU).
Cámara: Alfredo Ovando, Liliana de la Quintana.
Edición: Alfredo Ovando.
Musicalización: Cergio Prudencio.
Animación: Reynaldo L. Sandalio.
Locución: Sandra Aliaga, David Mondaca.
Aporte de videos: La marcha por la vida (A. Ovando, R. Alem); La mujer minera y la organización (B. Palacios, L. De La Quintana y R. Romero); El Cristo de los Socavones (Ernesto Gabriel); Estaño, tragedia y gloria (W. Cerruto).
Testimonios: Domitila Barrios, Alicia Vda. de Escobar, Geronima vda. de Romero, Norma de Salguero.
Producción: Nicobis y Cinemateca Boliviana.
Auspicio de: Desarrollo y Paz Canadá.
Capítulo Mujeres Mineras:
https://vimeo.com/509840754 
Capítulo Mujeres de Clase Media
Año: 1994.
País de producción: Bolivia.
Duración: 25 minutos.
Soporte: Video.
Color: Color.
Dirección: Liliana de la Quintana.
Guion: Liliana de la Quintana, Derlis Barrero.
Producción ejecutiva: Centro Gregoria Apaza, Diana Urioste.
Asistencia de producción: Taller de Historia y Participación de la Mujer (TAHIPAMU).
Cámara: Alfredo Ovando, Liliana de la Quintana.
Edición: Alfredo Ovando.
Musicalización y banda sonora: Cergio Prudencio.
Animación: Reynaldo L. Sandalio.
Locución: Lucia Sauma.    
Créditos: Beatriz Aponte.
Apoyo: Coordinadora de la Mujer, Plataforma de la Mujer.
Aporte de videos: Dos mujeres en la historia (E. Urquidi/CIMCA); Intensos fulgores (C. Quiroga, E. Pinto); Voces de libertad (R. Romero); Che vive (L. Mérida).
Testimonios: Sonia Montaño, Bethzabe Salmón, María Luisa Sánchez Bustamante, Lidia Gueiler, Loyola Guzmán, Silvia Rivera, Gloria Ardaya, Lourdes Zabala, Cristina vda. de Quiroga, Rosario Chacón, Maritza Jiménez, Carmen Beatriz Ruiz.
Auspicio de: Desarrollo y Paz Canadá.
Capítulo Mujeres de la clase media:
https://vimeo.com/509838550 
Capítulo Mujeres Campesinas
Año: 1994.
País de producción: Bolivia.
Duración: 20 minutos.
Soporte: Video.
Color: Color.
Dirección y guion: Liliana de la Quintana.
Retrato basado en: Testimonio de un militante obrero, de Filemón Escobar.
Producción ejecutiva: Centro Gregoria Apaza, Diana Urioste.
Asistencia de producción: Taller de Historia y Participación de la Mujer (TAHIPAMU).
Cámara: Alfredo Ovando, Liliana de la Quintana, Juan José Aramayo.
Edición: Alfredo Ovando.
Musicalización y banda sonora: Cergio Prudencio.
Animación: Reynaldo L. Sandalio.
Locución: Eva Gutiérrez, Roxana Melgar y Lidia Aliaga.
Créditos: Beatriz Aponte.
Apoyo: Coordinadora de la Mujer, Plataforma de la Mujer y UNICEF.
Aporte de videos: Tiempo de vida y de muerte; Pampa Aullagas-Sikuya (Producciones Nicobis).
Testimonios: Lucia Mejía, Emilia Laime, Saturnina Quino, Julia Laime.
Producción: Nicobis. 
Auspicio de: Desarrollo y Paz Canadá.
Capítulo Mujeres campesinas:
https://vimeo.com/509817185 
Capítulo Mujeres de barrios populares
Año: 1994.
País de producción: Bolivia.
Duración: 17 minutos.
Soporte: Video.
Color: Color.
Dirección: Liliana de la Quintana
Guion: Elizabeth Peredo, Ivanna Calle.
Producción ejecutiva: Centro Gregoria Apaza, Diana Urioste.
Asistencia de producción: Taller de Historia y Participación de la Mujer (TAHIPAMU).
Cámara: Alfredo Ovando, Liliana de la Quintana, Juan José Aramayo.
Edición: Alfredo Ovando-
Musicalización y sonorización: Cergio Prudencio.
Animación: Reynaldo L. Sandalio.
Locución: Patricia Flores y Eva Gutiérrez.
Asistencia en entrevistas: Ivana Calle.
Actuación: Angélica Mamani
Aporte de videos: Siempre viva (L. de la Quintana); Voces de libertad (R. Romero); Callejón sin salida (A. Ovando); La chola Remedios (L. de la Quintana, A. Ovando); Estaño, tragedia y gloria (W. Cerruto).
Testimonios: Petronila Infantes, Susana Rada, Dominga de Velásquez, Rosa Lema, Basilia Katari, Ana María Condori.
Archivo: Nicobis, Cinemateca, Centro Gregoria Apaza.
Auspicio de: Desarrollo y Paz Canadá.
Capítulo Mujeres de barrios populares:
https://vimeo.com/509822212 

Ese sordo del alma: la materialización de una apuesta por hacer un cine de mujeres

Adriana Montenegro Oporto

Corría 1990, un año que para el cine boliviano estuvo marcado por el sonado fracaso de la propuesta de Ley del Cine que, a pesar de las movilizaciones del gremio, más de un centenar de artículos, debates públicos y mesas de negociación, no llegó a ser aprobada por el parlamento. Pero 1990 también trajo consigo una suerte de retorno del cine nacional, tras cinco años de silencio, con el estreno en el país de La nación clandestina del Grupo Ukamau, que ya había sido estrenada y premiada en el exterior el año anterior, por lo que fue recibida con amplias expectativas, convirtiéndose en la película más taquillera del año, con algo más de 60.000 espectadores en La Paz. Solo a manera de comparación, RoboCop II tuvo a 38.226 (Souza, 1990).

El Concurso Cóndor de Plata de ese año lo ganó el video Al margen, de Hugo Ara. Para el Concurso Amalia de Gallardo se presentaron Sergio Calero y Cecilia Quiroga con Epílogo; Silvia Rivera, con Khunuskiw; e Iván Rodrigo y Guisela Morales, con Morir un instante. No obstante, el premio se declaró desierto por el jurado (Ibid)

Es en este contexto en el que se estrena Ese sordo del alma, una creación colectiva de las mujeres del Movimiento del Nuevo Cine y Video Boliviano (MNCVB), dirigida y guionizada por Raquel Romero, que fue presentada en El socavón, un bar que realizaba presentaciones de videos de manera regular y muy sonada, y que se había convertido en un espacio importante de difusión audiovisual. 

Para poder situar la urgencia y pertinencia de Ese sordo del alma en aquel momento histórico y para entender las particularidades del trabajo de las mujeres del cine y video boliviano, junto con las reivindicaciones con las que este colectivo inició la década de los noventas, es imprescindible conocer el Manifiesto de Mujeres Videoastas de Bolivia, publicado en 1989, así como revisar los artículos que algunas mujeres realizadoras publicaron meses antes en el quinto número de la Revista Imagen de La Paz. 

De manera muy sucinta, quisiera mencionar que, en 1984, se había conformado el Movimiento del Nuevo Cine y Video Boliviano (MNCVB), una plataforma de trabajo que “congregó a cineastas, videastas, técnicos, comunicadores sociales, educadores y artistas, bajo un impulso reactivador y revitalizador del sector” (Aimaretti, 2017b: 385), unidos con el propósito de generar un espacio independiente de los circuitos comerciales. Esto último debido a que “el realizador o videasta debe tomar una posición al respecto: estar dentro o fuera del circuito de comunicación dominante. No puede actuar de otro modo frente al ilógico y desordenado accionar de los canales de televisión” (Liliana de la Quintana y Raquel Romero, 1988: 57).

Sin embargo, pese a contar con una estructura de organización colectiva pensada desde la horizontalidad, y pese a tener una inclinación progresista, el MNCVB continuó arrastrando algunas taras machistas que sus integrantes mujeres no tardaron en reconocer, por lo que organizaron un sub-agrupamiento femenino dentro del MNCVB, con la idea de configurar un espacio de intercambio y reconocimiento mutuo que corriera “en paralelo al avance de las organizaciones feministas en el país y, por supuesto, la región”, formado por Raquel Romero, Liliana de la Quintana y Cecilia Quiroga, entre otras. De acuerdo a Romero, dicho espacio tuvo como principal logro el haber demostrado “que las mujeres no sólo podían desempeñarse como continuistas, vestuaristas o productoras, sino estar a la cabeza de un equipo como directoras, sorteando todo tipo de obstáculos externos e internos que van desde la escasez de tiempo físico y recursos económicos, hasta miedos e inseguridades”, reconociendo que hasta entonces, ellas arrastraban aún cierto “miedo a la tecnología”. La realizadora recuerda que “fue muy difícil pasar a la realización que, en líneas generales, es muy machista, piramidal, vertical, militar en la forma de organización […] ¡Los camarógrafos querían dirigir ellos!” (Aimaretti, 2017a: 10). 

En entrevista con el equipo de MUJERES/CINE, Raquel Romero habló de la importancia del hecho que las mujeres del MNCVB se hayan animado a juntarse para producir material audiovisual de manera independiente a sus compañeros. “De alguna manera, una cámara es poder”, comentó. “Cuando alguien maneja la cámara ya tiene poder y, normalmente, las mujeres decimos: ‘No, las cámaras…. Yo no sé de técnica. Mejor que maneje un hombre’ […] [Estos] son procesos de ruptura de las relaciones de género, que han sido muy lentos en el Movimiento. Pero, curiosamente, el Movimiento en muchas de sus etapas ha sido manejado por mujeres”.

El grupo de Mujeres del Movimiento del Nuevo Cine y Video Boliviano, donde empezamos a contactarnos con mujeres que hacían audiovisual en América Latina, en Brasil o en Colombia, y a analizar la situación en la que estábamos, fue un primer paso muy importante para darnos cuenta de que estábamos en condiciones muy adversas. Las mujeres habíamos aceptado ser las que estábamos en las filas de retaguardia cuando éramos las que sosteníamos toda la base productiva, y no teníamos muchas opciones para decidir, porque en el momento de querer aportar y tomar decisiones éramos cuestionadas y discriminadas por los varones […] Lo único que a nosotras nos interesaba era poder ser escuchadas y, en ese sentido, también empezamos a relacionarnos con otras organizaciones de mujeres que no necesariamente eran artistas y tampoco cineastas. Por ejemplo, surgieron centros de producción como el Centro Gregoria Apaza en la ciudad de El Alto, tenías el CIDEM, tenías varias organizaciones de mujeres, ONG o fundaciones que empezaron a trabajar la temática de la mujer. 

Una vez establecido el grupo, todas las mujeres del movimiento empezaron a trabajar en Ese sordo del alma, un cortometraje financiado por UNICEF que abordaría la violencia conyugal en las clases medias urbanas. “Éramos puras mujeres y un solo hombre que era el camarógrafo, un muchacho muy joven”. Raquel Romero fue la directora, pero, fiel a su visión colectiva, el primer reconocimiento que se hace en los créditos del video es al “equipo coordinador”: Leni Ballón, Susana Cabezas, Liliana de la Quintana, Elizabeth Machicao, María Eugenia Muñoz y Raquel Romero. Ellas, a su vez, cumplieron otros roles: Leni Ballón estuvo a cargo del maquillaje; Susana Cabezas, de la foto fija y la producción; Elizabeth Machicao, de la continuidad y la producción; María Eugenia Muñoz, del sonido; y Raquel Romero se encargó también del guion. También fue parte del equipo Carmen Guarachi en la edición y Fernando Arispe, quien llevó cámara e iluminación.

Imagen del video Ese sordo del alma (1990), realizada por las Mujeres del Movimiento del Nuevo Cine y Video Boliviano. Fuente: Festival de Cine Radical.

En poco menos de media hora, Ese sordo del alma muestra la cotidianidad de Jenny (Remy Varela), una mujer paceña de clase media, casada con un machista promedio completamente desligado de los quehaceres de la casa, celoso y violento. El corto retrata, además, el continuum de violencia que experimentan las mujeres, misma que se mueve entre formas muy evidentes como los celos y golpes, hasta formas soterradas como la sobrecarga de trabajo mercantil y no mercantil, acoso laboral, acoso callejero, asimetría en las libertades entre ambos componentes de la relación de pareja, manipulación, control y transmisión intergeneracional severa de los roles de género. 

Con una narrativa que muchos millennials podríamos considerar demasiado esquemática y atravesada por discursos, digamos, obvios en el 2020, las mujeres del MNCVB realizaron con este trabajo una denuncia que no era tan obvia en la sociedad boliviana de principios de los noventa, que tomó el corto con mucho recelo. Primero, porque existía la noción de que la violencia conyugal era exclusiva de las clases bajas y la gente “ignorante”, y plasmarla en una familia de clase media representó una ruptura con ese imaginario social. Segundo, porque los compañeros de militancia de las autoras consideraban que incluir las demandas de las mujeres en la agenda pública era como “dividir la lucha”, por lo que tendían a minimizar o postergar las demandas específicas de género frente al “interés mayor”.

Por todo esto, Ese sordo del alma se posiciona hoy en día como una pieza fundamental de la historia del cine boliviano, en general, y de las realizadoras bolivianas, en particular. Una pieza que podemos ver hoy con la misma esperanza con la que la canción de Manuel Monrroy Chazarreta, El Papirri, la cerraba hace treinta años: 

 

Imagínate un final con paciencia y optimismo:

que el patriarcado se acaba, el mundo ya no es el mismo.

Qué bien que te revelaste Maribel

contra ese sordo del alma.

Que sigan tu buen ejemplo Maribel

las mujeres de esta patria.

 


Fuentes consultadas y/o referenciadas 
Aimaretti, María. 2017a. “El aporte de las videastas documentalistas a la escena boliviana en el retorno democrático: sensibilidades, prácticas y discursos”. Cine Documental 16: 1-27. http://revista.cinedocumental.com.ar/el-aporte-de-las-videastas-documentalistas-a-la-escena-boliviana-en-el-retorno-democratico-sensibilidades-practicas-y-discursos/ 
----. 2017b. “Pequeña historia de un proyecto utópico: el Movimiento del Nuevo Cine y Video Boliviano y su Revista Imagen”. Catedral Tomada. Revista de crítica literaria latinoamericana 5, núm. 9: 384-423. https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/74226   
Huanca López, María Ángela. Agosto de 2020. “A 31 años del Manifiesto de las mujeres videoastas de Bolivia: contexto, demandas y actualidad”. Imagen Docs, Proyecto MUJERES/CINE: Bolivia 1960-2020.  http://www.imagendocs.com/proyecto-mujeres-cine/2020/08/a-31-anos-del-manifiesto-de-mujeres-videoastas-de-bolivia-contexto-demandas-y-actualidad/  
Romero, Raquel y Liliana de la Quintana. 1988. “El video y las Nuevas Generaciones de Realizadores Bolivianos”. Revista Contacto, núm. 25-26 (enero de 1988).
Souza, Mauricio. 31 de diciembre de 1990. “El cine en 1990”. La Razón
Entrevistas
Romero, Raquel. 29 de mayo y 26 de agosto de 2020. Realizadas por Ángela Huanca López, Andrea Cazas, Cecilia Peñaranda y Mary Carmen Molina. Equipo de MUJERES/CINE: Bolivia 1960-2020. 

Ficha técnica
Año: 1990.
País de producción: Bolivia.
Duración: 19 minutos.
Soporte: Video.
Color: Color.
Equipo coordinador: Leni Ballón, Susana Cabezas, Liliana de la Quintana, Elizabeth Machicao, María Eugenia Muñoz, Raquel Romero. 
Producción: Susana Cabezas, Elizabeth Machicao.
Asistencia general: Danilo Rodríguez.
Maquillaje: Leni Ballón.
Cámara: Fernando Arispe.
Iluminación: Fernando Arispe, Guillermo Barrios. 
Continuidad: Elizabeth Machicao.
Fotografía fija: Susana Cabezas.
Sonido y musicalización: María Eugenia Muñoz. 
Efectos de sonido: Oscar García.
Edición: Carmen Guarachi Barrios, Fernando Arispe.
Guion y dirección: Raquel Romero. 
Elenco: Remy Varela, Esther Ballivián, Willy Pérez, Norma Merlo, Geraldine Ovando Jorge Germán Valdez, Fernando mONsterios, Ivan Unzueta, Ricardo Flores, Guillermo Barrios, Blanca Camacho, Paola Villena, Rodrigo Cabezas, Andrés Canedo, Susana Aramayo, Christian Jette, Katia Uriona. 
Canciones: “Balada para Maribel” (Manuel Monrroy); “La negra Tomasa” (Los Caifanes); “Dime” (Rubén Blades); “No woman no cry” (Bob Marley); “Aires populares argentinos” (Leo Brouwer); “Reparador de sueños” (Silvio Rodríguez).
Producción: Mujeres del MNCVB, UNICEF. 

*Texto originalmente publicado el 23 de noviembre de 2020 en la página web de Imagen Docs


AVISO
El CCELP no se hace responsable de las ideas, opiniones y juicios emitidos por los autores y autoras de los artículos recogidos en nuestro blog. Los y las colaboradoras del blog manifiestan de forma independiente su parecer con total autonomía.

 

Ir al contenido