Diversidades sexuales

Música, qañaq’i y jayintilla en llamas de Bolivia

Artes y Culturas

10 de mayo de 2023

*Foto: Junto a las llamas disfrutando al ritmo de la tarqueada

Música, qañaq’i y jayintilla en llamas de Bolivia

Sixto Icuña Funes

 

El presente trabajo sobre la música, el qañaq’i y la jayintilla consiste en la recopilación a partir de la historia oral en marka Andamarca, más precisamente en la comunidad de Parqu Wanu, además de la vivencia junto a las llamas y el estar cerca de personas sabias y mayores que interrelacionan estos conceptos.

En el mundo andino existen dos sonidos que nos interesan, especialmente en este artículo. Por un lado, la tara de la tarka y, por otro, el qañaq´i de la llama, sobre los que profundizaremos en el presente artículo.

En este marco, todas las acciones como la t’ikacha o adornado de las llamas, se parte comprendiendo la interacción entre la humanidad, las llamas y las deidades. Por eso cada ritualidad tiene su procedimiento, además del uso adecuado de determinados elementos, con los que se celebra a las illas o samiris.

Comprendiendo el ciclo de vida, el presente artículo hace referencia exclusivamente a la temporada de reproducción, lluvia y alegría. Por eso, la tarka se toca para interconectarse con los seres del más allá. Se dice que es el instrumento que permite hablar con las nubes – en aymara ch’iwi qallu – y así se atrae a la lluvia para la producción de alimentos. Para nosotros la tarka es una manifestación de alegría, en su sonido existe una similitud con la alegría de la llama manifestada en el proceso de la cópula, sonido al que se denomina tara.

La tarqueada para llamar la lluvia y para festejar a las llamas

Finalmente, a partir de datos de la historia oral en la comunidad, escuchamos que las piedras vegetales denominadas jayintillas se generan en llamas que hacen el qañaq’i, es decir, las que se asustan. Además, estas llamas son para nosotros las líderes que alertan a toda la tama de llamas de los depredadores y otros seres intrusos en el territorio.

La sabiduría de Felipa Funes, mi madre, ayuda a comprender con mayor precisión el sentido de la ritualidad, la cosmovisión andina y las jayintillas en las llamas, además de su uso para el susto.

 

LA TIKACHA, LA ILLA DE LAS LLAMAS Y SU FESTEJO; TRASCIENDE MÁS ALLÁ DE LA RITUALIDAD

La t’ikacha o areteo es un momento de regocijo por la reproducción de las llamas, es un ritual de alegría entre música y baile. La jornada de la t’ikacha se inicia arreando a todas las llamas para que sean areteadas. Mientras los animalitos se alimentan, en la casa hay todo un ajetreo debido a que se están ultimando los detalles de la t’ikacha, además de los preparativos de la comida y la bebida. Toda la familia tiene prisa por manifestar su cariño a la llama. Una vez en el corral, se inicia el ritual, siempre agradeciendo a la Pachamama.

Por eso, la t’ikacha consiste en adornar a la tama, o conjunto de ganados de llamas, en sus orejas, esta acción “atestigua también de las relaciones privilegiadas que unen estos animales con sus propietarios y sus seres tutelares” (Lecoq, 2018). En todo momento existe una interdependencia con los tutelares, por eso el inicio del ritual de agradecimiento a la madre tierra siempre es con incienso y copal. Sobre esta misma reciprocidad nos habla la socióloga Bibiana Vilá, considerando que la relación entre los comunarios de los Andes y los camélidos se manifiesta en los intercambios y relaciones entre los animales y la humanidad, hasta el grado de existir alguna profunda conexión como las que se observan en algunos llameros que se comunican con sus llamas.

Dicha conexión, es comprendida como el cuidado y la crianza mutua, donde las familias llameras conviven y adornan a los animalitos. El procedimiento consiste en colocar los aretes o chimpus, marcado las orejas de las llamas, para embellecerlas además de dar mimo a las crías recién nacidas. Previamente existe una ritualidad en conexión con las deidades illas, instancia donde se pide permiso a la illa para el accionar humano. En el caso de la familia Icuña de la comunidad de Parqu Wanu, Taykas María es el sitio sagrado donde se encuentra la illa o samiri de las llamas.

La illa es una piedra, que de manera natural tiene la forma de la llama. El antropólogo Gerardo Fernández Juárez al referirse a las illa usa el término de conopas. Se refiere a ellas como miniaturas de camélidos elaboradas en piedra pulida que fueron utilizados en ritos privados y públicos desde tiempos del imperio Inka. Esa misma representación está expresada en el lugar sagrado de Taykas María, donde antes de hacer la t’ikacha a las llamas, se cumple la ritualidad un día antes.

Siendo un lugar sagrado, algún familiar sabio realiza la jarqaqa o el permiso para hacer la ritualidad. Toda la familia se aproxima al lugar, con coca, alcohol y cigarro para llevar a cabo la wilancha o sacrificio de la llama, que es todo un protocolo. En este caso nuestros guías por toda una generación han sido Cristóbal y Felipa, los más mayores de la familia.

“Las conopas no son expuestas públicamente, están ocultas en la casa, envueltas en ropa y son cuidadosamente protegidas por los miembros de la familia” (Fernández, 2018). Bien ocultas, nuestras conopas se ubican a unos 100 metros de la casa de la familia, en medio de leñares, enterradas a unos 50 metros de la superficie de la tierra. Ese es el sitio sagrado familiar en la comunidad de Parqu Wanu. Ahí, al menos una vez al año, se realiza la ofrenda para promover la fertilidad camélida y la protección del núcleo familiar.

Hábitat diario en la casa de la comunidad de Parqu Wanu

Las illas tienen poder vital y fecundador, pero para que tenga efecto, este poder debe ser renovado en una ofrenda de manera anual, casi siempre en época de carnaval. En Parqu Wanu, cada vez que se realiza la t’ikacha se cumple el ritual, como se indica en el protocolo manifestado por las personas mayores. Además, se precautela y advierte que, si no se realizan los ritos correspondientes, la illa se vuelve hambrienta y para saciar su hambre come la energía de las personas. Por eso, es importante considerar un tiempo suficiente para cumplir la acción. Aunque en los últimos años, entre la familia y las responsabilidades laborales citadinas faltaba el tiempo, las personas mayores o sabios han sido rigurosos en hacer cumplir los procedimientos correctos y llevar a cabo el ritual.

Ahora, recién toca realizar la t’ikacha para celebrar la fertilidad. Como el antropólogo Jorge Flores de Ochoa explica, es esencial realizar la t’ikacha para mantener el equilibro: “Su objetivo es la conservación, bienestar e incremento de los rebaños, así como establecer una relación armónica del hombre con la Madre Tierra” (Flores Ochoa, 1995). Instancia donde las llamas son adornadas con t’ikachas (aretes), chimpus (señales con lana de colores), añurayas (collares con lanas de colores definidos) y k’illpa (marcaje en la oreja para identificar la llama). Mientras se procede con el ritual, a manera de descanso o de identificar de quién es cada una de las llamas, se interpretan canciones o jayllis en honor de las llamas hembras y machos, siempre acompañada con la tarkeada.

Tras la larga jornada ritual de la t’ikacha, las llamas son despedidas desde el corral al son de la tarkeada, mientras los dueños cargados de los restos de t’ikachas e instrumentos utilizados, llevan en la mano banderas blancas que hacen flamear al ritmo de la música andina. Todo es alegría y festividad, según nos cuentan los abuelos. La felicidad es compartida entre todos, se dice que las llamas se van bailando, expresada en los saltos y movimientos de los cuellos de las llamas.

Instancia de alegría, de aprendizaje y enseñanza mutua intergeneracional. Las personas mayores -abuelos y abuelas- permanentemente van transmitiendo la sabiduría de años, tomando en cuenta que esas mismas acciones en décadas posteriores deberán ser lideradas por las nuevas generaciones. Al menos, en las enseñanzas que brindan deja reflejada esa situación, por eso hasta permiten que te equivoques, ya que la idea de fondo es que siempre se haga.

 

LA TARKEADA, LA REPRODUCCIÓN DE LLAMAS Y SUS ILLAS

En su texto La flauta de la llama, el etnomusicólogo Henry Stobart, relaciona ciertas flautas andinas con los sonidos de las llamas. En la comunidad de Parqu Wanu de Andamarca llamaríamos a este texto “la tarqueada para la llama”, comprendiendo la crianza de la llama como un espacio de cuidado mutuo a ritmo musical.

La época de pastoreo permanente – día y noche – de las llamas en Parqu Wanu ha sido desde el mes de noviembre hasta el mes de mayo. Los factores determinantes para dicha acción se deben a la temporada de reproducción de las llamas y los sembradíos en proceso de producción, pero además por el cuidado de los animalitos depredadores como el zorro o atuq antuniu. Por eso se decía que no podía faltar ninguna llama durante las 24 horas del día.

Por tanto, en el proceso de reproducción y temporada de lluvia, si se trata de la música, se toca y baila exclusivamente la tarkeada. Según Martínez, Eveline Sigl, Ulpian Ricardo López y Andrea Chamorro, la música contribuye a definir, marcar e intensificar el tiempo ritual y la transición estacionaria. Así se reconoce una época fría y seca asociada al sonido de zampoñas, quenas y sikus, y una época lluviosa y cálida que se extiende desde la fiesta de Todos los Santos en noviembre hasta la despedida de los carnavales en febrero o marzo. Este periodo lluvioso se vincula con lo femenino, la fertilidad, la abundancia de agua y el crecimiento de los sembradíos. Precisamente esta es la temporada de festejo por la reproducción de las llamas, ahí se celebra a las illas de las llamas, por eso cada año en Taykas María –lugar donde están guardadas las imágenes de las llamas de la comunidad de Parqu Wanu – se celebra con todos los elementos rituales que se requiere, comenzando siempre por wilancha.

Todo llamero toca la tarka, más aún cuando se va pasteando. En su mente está la melodía. Todas las mañanas mientras las llamas aguardan ir a comer, a primera hora, se van apareando. En ese accionar las llamas machos en todo momento generan un sonido gutural, esa misma es la tara de la tarka.

Henry Stobart dice “la tara es tocada con dos dedos produciendo un sonido vivo y zumbador… el rico y estéticamente apreciado sonido de la tara es explícitamente comparado con los sonidos sexuales emitidos por las llamas macho” (Stobart, 1996). Cada instrumento tiene una melodía diferente de tara, así como en las llamas cada una de ellas tiene una melodía distinta, además de la duración de dicha melodía.

Pero la tonada de la tarkeada es variada, reflejo de la inspiración de cada uno de los tunantes o sirinante, persona que crea un nuevo ritmo musical con la tarka, utilizando la combinación de las diferentes melodías. A eso mismo hace referencia Stobart, que en la llama y en la tarka ha identificado también otra melodía q’iwa, haciendo referencia al sonido agudo, que sería un sonido fino, claro pero chillón. En el marco de la vivencia y pastoreo, la llama genera ese sonido fino y agudo cuando se maneja en algo que no está de acuerdo el animalito, es decir, cuando se hace a la fuerza en contra de su voluntad. No recuerdo que la llama emita sonido q’iwa cuando está hambrienta. Con firmeza digo lo afirmado por Stobart es una equivocación o falta de conocimiento a profundidad, porque cuando está hambrienta solamente realiza otro sonido menos notable y corto.

Por tanto, en el marco de la cosmovisión andina, se acostumbra interpretar la tarka en esta época porque es el instrumento que nos permite hablar con las nubes, es el presagio de las lluvias y tiene como fin atraer a la lluvia en las zonas altiplánicas, siendo que cada vez hay más sequía.

De acuerdo a lo comentado por doña Felipa, mi madre, la falta de lluvia siempre es una preocupación. Por eso siendo autoridad originaria, ella iba a pedir lluvia para la comunidad mediante actos rituales. Además, recuerdo, que mi madre tenía un bulto secreto que se llamaba qulla q’ipi o bulto de medicinas para curar, ahí tenía la jayintilla muy bien guardado, al igual que otros productos utilizados para diferentes rituales.

 

EL QAÑAQ´I Y EL NACIMIENTO DE LA JAYINTILLA, PIEDRA DE LA VIDA

Testimonios generalizados de los abuelos sobre la formación de las jayintillas, hacen cuenta que solamente algunas llamas son portadoras de la preciada piedra vegetal. Dichos animales tienen peculiares características, entre ellas se dice que son las llamas líderes, sean machos o hembras, las que se asustan y alertan al hato de ganado por algún ser extraño y producen este particular grito, el qañaq’i. Estas llamas, nos remarcan, que son las que protegen al grupo, colocándose en las partes más altas con su cuello erguido mostrando su grandeza. Según mi progenitora y otras abuelas sobre la jayintilla, nos cuentan que solo las que qañaq’in tienen la piedra.

En Andamarca se ha constatado, a partir del recuerdo y experiencia de las personas mayores sobre el uso de la jayintilla, utilizada para llamar el ánima perdida después de un susto. Según Amadeo Villca, comunario de la población, es muy requerida y efectiva para las personas que se han asustado. La piedra se forma por un grito que la llama genera, un grito de susto o advertencia de algún peligro. Del mismo modo, los sonidos de los instrumentos nativos también cumplen la función de llamar la lluvia. Es el sonido el que forma y transforma.

En el proceso de investigación se ha colaborado con la comunidad de Andamarca en la búsqueda de la jayintilla. Ésta solamente se encuentra en el estómago de la llama, en el lugar donde existen a manera de celdas, ahí se ubica incrustada. En algunos casos es difícil de sacar. De varios estómagos, solamente en tres de ellos se ha encontrado y extraído la jayintilla. Estas eran de diferentes tamaños y cantidades variadas, y color brillo-oscuro que con el tiempo ha ido cambiando la tonalidad. Nos dicen, que la piedra jayintilla se forma capa a capa como una cebolla, quizá como si cada grito o cada susto fuese generando una medicina para el mismo.

En el encuentro de los resultados de investigaciones en el marco del Goalito: el Estómago, la Piedra y la Llama se ha afirmado que la jayintilla es una piedra sagrada y medicinal, siendo utilizada en Bolivia para curar el susto. Esta piedra es fuente de energía positiva. En la cosmovisión andina el ajayu es equivalente al alma y dichas energías vitales no solo las tienen los seres humanos, sino también los animales e incluso las deidades. Esta piedra sirve para llamar el ajayu perdido. En ese marco, Gumercindo Acarapi, médico tradicional de la comunidad de Cahuayo, advirtió y puso en evidencia el temor a fetichizar la jayintilla, remarcando lo importante que es cuidar esta “piedra de la vida” tanto como la llama que la genera.

Finalmente, lo cierto es que históricamente se ha evidenciado la presencia de la jayintilla y ha sido muy requerido, hasta robado por otras culturas como la europea. Ahora el desafío es dar un uso adecuado que aporte a una mejor convivencia en los Andes de Bolivia.

Estar junto a las llamas y las deidades es lleno de felicidad

 

A MANERA DE CIERRE

Los conceptos manifestados en este pequeño texto, se comprenden de manera integral, tomando en cuenta que la relación con las llamas y su crianza mutua es celebrada junto a las deidades, lo que remarca la importancia que tiene para las comunidades andinas y el lugar que ocupa dentro de ellas.

En este intento de unir, desde los testimonios de mi comunidad y mi perspectiva personal, a la llama y su cuidado con la música y la tarka para terminar con un posible acercamiento a la jayintilla y el qañaq’i, solo me genera más preguntas. Más que cerrar y dejar por sentado lo manifestado, creo que es importante seguir preguntándose ¿en otras comunidades de los Karangas y de los Andes de Bolivia, utilizan la jayintilla solamente para el ánima? ¿Será que el vínculo con las llamas y deidades en Andamarca es solamente la tarka? ¿Es la tarka el instrumento de la llama? ¿Si la tara es la felicidad de la llama expresada por la tarka, hay otros de sus sonidos que la tarka incorpora? ¿Si las illa pueden estar expresados de distintos modos y encontrarse en diferentes lugares sagrados, serán las ritualidades practicadas de diferentes modos? ¿De este modo pudo la jayintilla ser una illa? ¿Si la tarka llama a la lluvia, el qañaq’i llama el ánima? ¿Guarda la jayintilla el grito de llama? ¿Es el grito el que cura? ¿Cura el sonido de la tarka?


BIBLIOGRAFÍA
Vilá B. 2015. Los camélidos como parte del patrimonio biocultural de los andes Revista Rúbricas N 9.
Lecoq P., Fidel S. 2018. Prendas simbólicas de camélidos y ritos agropastorales en el sur de Bolivia Textos Antropológicos, Universidad Mayor de San Andrés, La Paz. Volumen 14, N 1.
Fernández M. 2018. Almas de la piedra. La colección de líticos del Museo Nacional de Etnografía y Folklore, según la cadena de producción. Bolivia.
López, U. 2007. Anata andina. Máscaras y danzas de los ayllus de Oruro. Oruro: cepa.
Sigl, E. 2009. Donde papas y diablos bailan. Danza, producción agrícola y religión en el altiplano boliviano. Maguaré
Chamorro A. 2020 El llamado de la lluvia: la tarqueada en Arica como experiencia
y performance sonora. Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino. Santiago, Chile
Barra R. 2020 Las piedras bezoares, el talismán de los reyes antiguos. Debate Antropología, Chile.
Cobo B. 1964. Obras del P. Bernabé Cobo. Madrid

** Este texto es parte de un proyecto de investigación colectivo sobre la piedra ‘jayintilla’ y la ingesta de piedras Bezoares en el Altiplano Boliviano. Activado por alfonso borragán y Malena Rodríguez y canalizado por Gumercindo Acarapi, Gabriela Behoteguy, Isaac Chara, Marco Antonio Flores, Fernando Hurtado, Sixto Icuña y Luisa Quispe en las zonas de la Provincia Avaroa, Andamarca, Cahuayo, Marka Tahua y La Paz. La investigación forma parte del proyecto artístico Goalito llevado a cabo en el Centro Cultural de España entre los años 2022 y 2023. Leer más.


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