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Sonidos de tarkas, llamas y su relación con la jayintilla

Artes y Culturas

26 de abril de 2023

*Foto: Arnaud Gérard en “Tara y Tarka, un Sonido, un instrumento y 2 causas” (2010)

 

Sonidos de tarkas, llamas y su relación con la jayintilla (Funciones espirituales de la música y los instrumentos musicales aymaras y quechuas de Bolivia)

Fernando Hurtado Valdivia

 

MÚSICA ANDINA

La música andina es una herencia cultural de las naciones y pueblos originarios habitantes de la región geográfica donde se encuentra la cordillera de Los Andes en Sudamérica. Si bien, en el sentido estricto, la cordillera de Los Andes se extiende desde el norte del continente sudamericano en Venezuela, bordeando la zona occidental, hasta el sur en la Patagonia, habitualmente se considera que la música andina es producida únicamente en, Ecuador, Perú y Bolivia. Aunque evidentemente también existe música andina en el sur de Colombia, el norte chileno y en varias provincias de Argentina.

Max Peter Baumann define la música andina de Bolivia, de la siguiente manera:

Bajo la denominación de “MÚSICA ANDINA”, comprendemos la música tradicional de Bolivia que se toca en esa región delimitada -desde un punto de vista geográfico-cultural en las áreas del altiplano, cordilleras, sierras y montañas de los Andes- por parte de los hablantes del aymara y del quechua, cuya población de indios y campesinos transmiten y preservan esta música. (Baumann 1979: 2)

En Bolivia, las 36 Naciones Originarias tienen una gran diversidad de instrumentos, ritmos, estilos y música propia, que expresan como forma de identidad y como núcleo en torno al cual giran las fiestas patronales y los diferentes rituales. De entre todas estas naciones, se trabajará en relación a las comunidades aymaras criadoras de llamas de La Paz y Oruro en las cuales realizan fiestas y rituales enfocados en la crianza, el ciclo vital de las llamas y su relación con la Jayintilla con fines medicinales y su conexión con la música tradicional.

 

MÚSICA TRADICIONAL

La relación intercultural entre las diferentes Naciones Originarias, generó espacios de intercambio musical y encuentros de diferentes formas musicales e instrumentaciones regionales en la época prehispánica. Con la invasión y el genocidio español, también llega la imposición forzada de instrumentos musicales, formas, y modos diferentes de entender y concebir la música. En ese periodo desaparecen instrumentos, pero aparecen otros nuevos, se combinan tipos de instrumentación, suceden apropiaciones y resignificaciones como el violín, la guitarra o la vihuela y posteriormente el charango, que se adoptaron para la interpretación de música tradicional.

La música tradicional o “música autóctona” puede ser definida desde muchos puntos de vista y muchos autores proporcionan diferentes conceptos. Alberto Guerra Gutierrez plantea el concepto de música étnica:

Es fundamentalmente mística y ceremonial, es estrictamente ritual y obedece a patrones generalizadores como parte de verdaderos complejos culturales que rigen la vida de relación de nuestras comunidades campesinas (…) Es aquella que obedece a patrones culturales ancestrales en función ritual para ceremonias religiosas sociales o particulares. (Guerra Gutiérrez 1981: 83-86)

 El Maestro Filemón Quispe define la música tradicional como:

“...Identificaria, funcional, ritual y comunitaria, se transmite de generación en generación a través de la información oral. Su origen se remonta a las épocas precolonial y pre-inka practicada por unas sociedades acostumbradas a escribir su historia a través de la música y la danza. A lo largo de la historia y conforme su desarrollo ha mantenido sus características elementales. En la actualidad se la practica dentro del calendario anual y ciclo ritual en actividades agrícolas, ganaderas, sociales y fiestas patronales, está fuertemente enraizada en contextos rurales en manos y memoria de Quechuas, Aymaras, Urus y culturas del oriente boliviano...” (Quispe, 1997).

En base a estas definiciones, se podría conceptualizar la música tradicional como: Producida por cualquier nación y pueblo indígena originario de cualquier parte del mundo. Puede ser creada de forma colectiva o individual y se transmite tradicionalmente de manera oral. Se la clasifica dentro del campo “música popular” pero se distingue de ésta, algunas veces, por no tener autor reconocido y ser de creación colectiva. Además utiliza instrumentos, afinaciones y técnicas de interpretación diferentes a las occidentales. (Hurtado, 2008: 11)

En Bolivia se pueden encontrar una gran variedad de aerófonos, y cordófonos (especialmente charangos), algunos membranófonos y pocos ideófonos. Entre los aerófonos están la extensa familia de los Sikus, que es el instrumento más difundido en gran parte de Bolivia, sobre todo en el lado occidental y el sector andino del continente sudamericano. Por otro lado, existe otra gran cantidad de variaciones de Pinkillos, otras tantas variantes de Quenas, también están las Tarkas y Moseños, con los que se completaría la enumeración de las familias de instrumentos más importantes y de mayor difusión en el territorio andino boliviano.

Entre los membranófonos se encuentran los bombos de diferentes tamaños y formas, especializados para acompañar diferentes tipos de Sikus o siringas. También las wankaras y otros tambores. Entre los idiófonos, que son los que suenan a través del choque entre sí, se encuentran las chajchas y chononos. Por otro lado, se encuentra la extensa familia de los charangos, que cuenta con más de 20 variantes con sus respectivas afinaciones, las cuales se interpretan en diferentes regiones del occidente boliviano.

En relación a los instrumentos existe una delimitación de exclusividad, es decir, no se pueden mezclar instrumentos. Existen instrumentos para el tiempo de lluvias y para el tiempo seco y sus delimitaciones son bien precisas y estrictas, ya que, una infracción o excepción, podría generar un desequilibrio climático y ambiental, el cual posteriormente podría llegar a afectar negativamente la producción agrícola, lo cual es considerado un desastre ya que los pueblos aymaras y quechuas son esencialmente agricultores y viven del trabajo de la tierra.

Globalmente, con respecto a la interpretación instrumental en general, pero sobretodo en el sector andino, es muy apreciada la estética sonora tipo coral. Un conjunto de instrumentos realizando diferentes tipos voces, es decir, diferentes tipos de registros y altitudes, lo que genera una armonización polifónica, la misma sensación que genera un coro vocal. En síntesis, se concibe que la mejor forma de interpretar los instrumentos de forma colectiva es en un conjunto comunitario denominado Tropa

Según Baumann la Quena es el único instrumento solista, que es utilizado por los pastores de llamas de manera individual (Baumann 1979:2). Así, los instrumentos como los Pinkillos, Moseños y Tarkas son exclusivamente instrumentos colectivos o de tropa.

Otra característica importante de la música tradicional es que generalmente está acompañada de una danza, con su respectiva coreografía, y su vestimenta tradicional. Las danzas por lo general están enfocadas a celebraciones religiosas, rituales, o son representación de diferentes acontecimientos, personajes o faenas agrícolas y/o de pastoreo, etc. Son la representación simbólica del imaginario cultural propio de cada pueblo o de cada comunidad, en donde cada detalle de la vestimenta tiene un significado, al igual que la coreografía, la música y los instrumentos. Se transmite de generación en generación por medio de la tradición oral, y como cada cultura, identidad, música y danza son dinámicas, éstas se transforman a través del tiempo, por las influencias externas e internas, el intercambio cultural, los procesos de modernización y las migraciones, etc.

 

INSTRUMENTOS Y CELEBRACIONES

Los instrumentos musicales tradicionales están ligados a fiestas y rituales específicos, como ya se señaló. Existen los instrumentos diferenciados para las épocas de siembra y la época de cosecha, que también se denominan instrumentos de tiempo de lluvias – masculinos – e instrumentos de tiempo seco – femeninos – (Comunidad Jaya Mara, 2002: 436). En este sentido, los instrumentos, al tener una distinción genérica, tanto global como específica, se podría considerar que son sujetos en sí mismos, tanto materiales como espirituales y por esa misma razón tienen influencia sobre los diferentes mundos.

Las fiestas y celebraciones específicas se dividen entre católicas y no católicas, aunque ciertamente, ambas están fuertemente impregnadas – yuxtapuestas – una con la otra. Las fiestas religiosas están basadas en el calendario litúrgico en el cual veneran a todos los santos, “cristos” y “vírgenes”. Así se puede encontrar fiestas para el Señor de Gran Poder, el Señor de Lagunas, Señor de Mayo, al Señor de la Exaltación, solo por nombrar algunos, aunque realmente es el mismo “Señor” Jesucristo de los católicos, el cual varía de nombre dependiendo del lugar, la fecha de celebración y se le atribuyen diferentes poderes según donde sean venerados. Lo propio sucede con la Virgen María que adquiere diferentes nombres como Virgen de Copacabana, Virgen del Carmen, Virgen de Urkupiña, Virgen de Chuchulaya, etc, y tienen diferentes celebraciones, fechas y lugares del país, donde generalmente se celebran con diferentes tipos de música tradicional como la tarqueada. 

Otras fiestas o celebraciones importantes en el mundo andino son los rituales a la Pachamama. Por ejemplo, la ch’alla de inicio de siembra, los Carnavales, la Fiesta de la Cruz o Fiesta de 3 de mayo, (ritual del Tinku), 2 de agosto, 31 de diciembre (cambio de autoridades originarias). También se celebra el ritual tradicional de la rutucha y Todos Santos o fiesta de los difuntos. Entre los criadores de llamas se celebra La T'ikacha, donde el instrumento principal es la tarka.

Otras celebraciones son las relacionadas con el calendario agrícola que tiene sus fechas especiales para la siembra, la cosecha, el cambio de estaciones, donde también se realiza el cambio de instrumentos musicales y las danzas específicas de cada época. Entre estas celebraciones rituales existe la ceremonia de Petición de lluvia, un ritual musical y ancestral que describe Guamán Poma de Ayala y también Henry Stobbart

Como claramente plantea Baumann:

En estas fiestas se han fusionado en parte elementos prehispánicos del culto a la Pachamama con ideas cristianas. Tal como los misioneros españoles pretendieron después, cambiar al Dios creador Wiraqocha en la visión de un solo Dios de la religión cristiana, intentaron también reemplazar a la Pachamama por la veneración a la virgen, sin que se hubiese logrado, empero este objetivo. Tradiciones prehispánicas y cristianas en un proceso histórico de intercambio permanente convergieron en una verdadera simbiosis cultural. (Baumann 1979: 3).

Evelin Sigl, explica cómo se realizan ofrendas a la Pachamama en la mayoría de las fiestas y celebraciones tradicionales. Éstas generalmente consisten en ofrecerle a la tierra un agradecimiento o una petición por sus frutos. Los cinco tipos de ofrendas más comunes son: la ch’alla, es una ofrenda líquida; la wajt’a, ofrenda sólida (comida -mesa dulce); la q’uwacha, una ofrenda de humo; la chayawa, una ofrenda ornamental que se adorna con colores y, finalmente, la wilancha, que es una ofrenda de sangre;

Aparte de las “mesas” rituales (“niditos” que contienen ingredientes “sabrosos” para la Madre Tierra, i.e. hojas de coca, tabletas de azúcar prensadas en formas simbólicas, grasa y fetos de llama), y que son quemadas en honor a la Pachamama, se efectúan ch’allas, wilanchas, q’uwachas y chayawas. Las ch’allas son libaciones donde se rocía la tierra con coca, alcohol y, a veces, con sangre. Esta sangre proviene de wilanchas (matanzas rituales) de gallos, ovejas o llamas, menos frecuentemente también de alpacas o puercos. (…) Tanto el calor que surge del quemado de la mesa como la sangre derramada en las chacras son instrumentos para aumentar la fertilidad de la tierra. Las q’uwachas/ q’uwadas son ofrendas de humo (sahumerios) efectuadas con q’uwa e incienso, mientras que las chayawas consisten en lanzar pétalos de flores y confites a las chacras, ofrenda típica para la época de precosecha y Carnavales: (…) Sobre todo la chayawa es una manera de “alegrar” a la Pachamama, otro concepto clave en las relaciones rituales con la fertilidad: hay que dar alegría a las ispallas y a las plantas para que haya buen crecimiento. (Sigl, T.I. 2012: 727)

El fuego, el calor, la sangre, el alcohol, las hojas de coca, los colores y la música del dan alegría a la tierra para aumentar su fertilidad y que haya una buena producción anual.

Así como las fiestas tienen sus temporalidades, fechas, y épocas o “Tiempos”, también sucede lo mismo con los instrumentos musicales que están determinados por época de interpretación basados por calendario agrícola y ganadero (llamas) que son los que rigen toda la vida y la cotidianeidad en ciclos anuales en todas las comunidades.

Por esta estrecha relación que existe entre los instrumentos y las épocas o tiempos de interpretación, se puede afirmar que, en el imaginario andino aymara/ quechua, existe una influencia directa de los instrumentos musicales sobre los fenómenos climáticos. Es decir, que con la interpretación de un instrumento se puede modificar el clima, por ejemplo, los instrumentos como la Tarka o el Pinkillu, atraen la lluvia. Se considera localmente, que este tipo de instrumentos son instrumentos del Jallu Pacha, es decir, el tiempo o época de lluvias, ya que su sonido, tiene la capacidad de atraer el agua, a través de la lluvia, este tiempo abarca desde la fiesta de Todos Santos hasta la fiesta de 3 mayo, generalmente.

Esta cualidad o característica propia de los instrumentos de viento en el altiplano andino, es muy singular, ya que así como el sonido de las tarkas tiene la capacidad de llamar a la lluvia, otros tienen la capacidad de llamar al viento o a la nieve, por eso es de vital importancia el sonido, los instrumentos y su efecto “modificador” y su capacidad de diálogo, para interactuar y llamar a los fenómenos climáticos.

Por otro lado, están los instrumentos sin boquilla (la familia de las quenas, y la extensa familia del siku). Estos instrumentos, a diferencia de los anteriores, no poseen boquilla para la insuflación de aire. Las quenas tienen un bisel, pero el canal de insuflación debe formarse con los labios y la boca del phusiri. Por otro lado, los sikus no poseen ningún tipo de canal, simplemente son tubos con un extremo abierto y el otro cerrado, son de soplo directo soltando una columna de aire vertical, la cual produce un sonido al entrar y salir del tubo. Estos instrumentos también tienen esa cualidad de modificación o incidencia sobre el clima, en este caso, los instrumentos sin boquilla (Siku) son los que llaman al viento, y los lichiwayu (especie de quenas) llaman a la nevada o al granizo. Éstos se encargan de alejar las nubes, llamando al viento y alejando a la lluvia. Son los instrumentos que llaman al tiempo seco, es decir, que traen el Awti Pacha, desde la fiesta del 3 de mayo hasta la fiesta de Todos Santos.

Estas reglas de interpretación temporal son muy estrictas, ya que si se transgreden los tiempos establecidos puede generar fenómenos climáticos contrarios como la helada fuera de tiempo, la cual podría generar la pérdida de toda o de parte de la cosecha.

Si en tiempo de lluvia se llama al viento, cae la nevada (la cual, en ciertos momentos es buena y requerida), o viceversa, si en tiempo de viento, con la tarka se llama al agua, también cae la helada, pero si se produce en un momento no deseado, el efecto es negativo. Se considera un desastre por la pérdida de la cosecha o el alimento, lo que, a su vez, genera enfermedad o muerte en los animales, lo que resulta un problema grave. Sin embargo, existen danzas que llaman a la nieve como el Lichiwayu, ya que la nieve, el granizo o la escarcha, “debido su lento descongelamiento tiene mejor efecto que la lluvia” (Sigl 2012: 734). Es decir, la nieve también es requerida, pero en su debido tiempo, que es invierno antes de empezar a roturar la tierra porque ésta se pone más “blanda”.

Lo propio sucede con los instrumentos musicales para la ganadería de las llamas. Existen tres instrumentos que se utilizan tanto para las labores agrícolas, como para la crianza de las llamas, las Qarwa Chuquelas en el Departamento de La Paz, las Tarkas o Anatas en los departamentos de Oruro y La Paz y los Karnawal Pinkillos o Pinkillos de Norte Potosí.

Como señala Eveline Sigl, la música, al igual que todo en el mundo andino, cumple con el sentido de reciprocidad. Se pide algo a la Pachamama, y se le “paga” algo a cambio, o viceversa se recibe un beneficio y se ofrece algo en forma de retribución o agradecimiento:

Según el concepto andino de reciprocidad, existe un constante intercambio entre la gente que habita “este” mundo (aka pacha) y los dioses que viven en el “mundo de arriba” (alax pacha) y de “abajo” o “adentro” (manqha pacha). Los dioses son alimentados con rituales, ofrendas, música y danza para que luego procuren las condiciones óptimas para el crecimiento y la maduración de la cosecha, la producción de chuño y tunta y para la procreación de los animales, es decir suficientes lluvias, sol y heladas en los momentos adecuados. (Sigl Tomo I 2012: 727)

Continúa Sigl describiendo la relación entre la música, el bailarín (el músico) y la función que cumplen éstos, para con la Pachamama: 

Las danzas definitivamente no son una mera diversión, sino un instrumento para la construcción performativa del futuro a través de la iconicidad y a través de establecer relaciones de reciprocidad (…) El bailarín hace un trabajo para la Pachamama; le brinda alegría. Entonces él también puede esperar algo a cambio. (Sigl Tomo I 2012: 727-728)

Es decir, la música y las danzas, en general, así como la tarka y la tarqueada, cumplen una función muy importante: darle alegría a la Pachamama.

[...]

Para leer el texto completo descárgalo en este enlace >>>>SONIDOS DE TARKA, LLAMAS Y JAYINTILLA


** Este texto es parte de un proyecto de investigación colectivo sobre la piedra ‘jayintilla’ y la ingesta de piedras Bezoares en el Altiplano Boliviano. Activado por alfonso borragán y Malena Rodríguez y canalizado por Gumercindo Acarapi, Gabriela Behoteguy, Isaac Chara, Marco Antonio Flores, Fernando Hurtado, Sixto Icuña y Luisa Quispe en las zonas de la Provincia Avaroa, Andamarca, Cahuayo, Marka Tahua y La Paz. La investigación forma parte del proyecto artístico Goalito llevado a cabo en el Centro Cultural de España entre los años 2022 y 2023. Leer más.


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