Diversidades sexuales

Cómo se hizo la exposición Mujeres de trenzas: ropa e identidades de las cholas paceñas

Artes y Culturas

25 de junio de 2024

Mary Carmen Molina Ergueta y Carla A. Salazar

Coordinadoras y curadoras

“Muy delgadito ya, manqhancha parece”. Han venido elegantes las espectadoras de la entrada folklórica del Señor Jesús del Gran Poder que están en las graderías junto a nosotras y comentan el estilo de las polleras de las cholas de la Morenada Señor de Mayo, una de las primeras que vemos pasar. Las señoras espectadoras ocupan los asientos a nuestra derecha: ven atentas el baile y conversan mientras comen mandarinas. Llevan mantas color vicuña, prenda que marca la elegancia para las mujeres andinas de La Paz. Tienen carteras de cuerina en tonos marrones, que combinan con sus zapatos, que no parecen ser los tradicionales fabricados artesanalmente, sino las industriales y globalmente llamadas “chatitas” o “ballerinas”. Ellas, cholas como las danzarinas que observan minuciosamente, han incorporado elementos “nuevos” al traje tradicional de chola paceña. Lo que las concurrentes critican del traje de las danzarinas es una añadidura no tradicional: una capa superior en la pollera, de tela semitransparente y similar, en textura y caída, a las enaguas o “centros” que se usan tradicionalmente por debajo de la pollera, para dar volumen a esta. Escuchamos el comentario, vemos nuevamente las polleras criticadas y encontramos cierta lógica en la observación: es como si los elementos inferiores de la tenida de la chola hubiesen sido invertidos y, con ello, se pusiese en primer plano aquello usualmente oculto, pero no del todo: el borde de las enaguas siempre se ve un poco. Percibimos las reformas en la confección, el estilo y las telas de las polleras que proponen las cholas de esta fraternidad –como tantas otras en esta y cientos de festividades patronales en La Paz– en tanto gestos de atrevimiento, poder y autonomía que son parte de la fiesta y la dinámica que esta activa, pero también de la identidad de las cholas a través de su indumentaria: potente, llamativa, versátil y cambiante.

Este es un fragmento de la viñeta etnográfica de una observación de campo que realizamos en la fiesta del Gran Poder de la ciudad de La Paz el 3 de junio de 2023. En ese momento, nos encontrábamos comenzando el proceso investigativo y curatorial que tiene como resultado la muestra Mujeres de trenzas: Ropa e identidades de las cholas paceñas, abierta del 16 de mayo al 6 de julio de 2024 en el Centro Cultural de España en La Paz. Aunque el foco de nuestro trabajo no era la ropa de fiesta ni la moda de las cholas en La Paz o en el Gran Poder, asistir a esta fiesta nos daba un empujón necesario para comenzar el proceso.

Poco después, en julio de 2023, comenzamos a recorrer las calles de La Paz, especialmente el centro, para hacer más observaciones e iniciar el proceso de conocer a mujeres cholas para entrevistarlas acerca de su vestimenta, presentándoles el proyecto, nuestras ideas y la institución que apoya la iniciativa. Hasta fines de septiembre del año pasado entrevistamos a 20 mujeres que conocimos en nuestros recorridos por las calles, oficinas y espacios de comercio, además de otras que contactamos a través de amigxs, artistas y otras personas. Nuestro objetivo en esta etapa era realizar, con la colaboración de mujeres con oficios y trabajos diversos, una entrevista centrada en la indumentaria y la ropa para recoger información de primera mano, es decir, dada por mujeres que visten cotidianamente como cholas. ¿Cuáles considera que son las prendas indispensables de cualquier mujer chola?, ¿cómo describiría su vestimenta cotidiana?, ¿la ropa que usa todos los días está relacionada con su trabajo?, ¿consume contenidos de RRSS sobre la moda de la chola? fueron algunas de las preguntas que les hicimos.

Terminada esta etapa, sistematizamos la información y construimos nuestros primeros datos: a) Vestirse diariamente de chola es un ejercicio creativo que privilegia, conscientemente, la herencia y la identidad indígena; b) las mujeres cholas conocen la historia y las transformaciones de sus prendas y comparten saberes generalizables y particulares sobre las ropas, según su proveniencia, la ocasión de vestimenta y otros factores; c) la ropa de la chola paceña continúa transformándose e incorporando elementos (prendas, formas de confección, materias textiles) foráneos o no tradicionales, por ejemplo la distinción entre falda, falda pollera y pollera, las nuevas prendas para la extremidad superior (corsé); o el uso de zapatos no tradicionales de confección industrial; algunos de estos aspectos se vinculan con el trabajo, otros con la fiesta; d) el universo de la ropa y la moda de la chola tiene una propia terminología que comprende una serie de neologismos (corsel para referirse a corsé; pollerera para referirse a la confeccionista de polleras; parada para referirse a un atuendo completo, en general, de fiesta; fluecas para referirse a flecos) o términos metonímicos (color vicuña, color cartón); f) existe una imagen regente de la chola que se asienta en una serie de prendas no necesariamente utilizadas en la vida cotidiana, pero imperantes en cuanto determinan la imagen ideal de la chola paceña; g) las trenzas, una forma de estilización del cabello, son elementos claves de la identidad de las cholas –incluso cuando estas no llevan su ropa tradicional, en general por razones laborales– y se vinculan con la herencia de las ancestras y la cultura de origen.

“Hay veces también que no visto así completo la pollera, el sombrero. Vengo con falda, que no lleva bastas, y a la falda la combino con una mantilla, solamente, ya no con mantas de flueca, y sin sombrero”. (Sonia Mamani, entrevista realizada el 5 de agosto de 2023)

“Imaginate. El corsé que ha llegado al principio era bien criticado, ahora la mayoría se pone corsé; la que no se pone es ya criticada. Todo es dinámico, nada puede ser estático”. (Inés Quispe, entrevista realizada el 12 de septiembre de 2023)

“Una vez me sentía muy triste con mi mamá. Y mi mamá estaba un poco más triste que yo. Y le he dicho a mi mamá, le he planteado trenzarnos juntas, irnos al río y hacernos la trenza. Y de repente de lo que estábamos bien tristes nos hemos empezado a reír porque yo la había trenzado un poco chueco y muy jalado. Estábamos en el campo y en el río, nos hemos mirado al espejo, o sea, en el agua, en nuestro espejo”. (Yola Mamani, entrevista realizada el 20 de septiembre de 2023)

El siguiente paso en nuestro proceso fue conformar un grupo de trabajo con aquellas mujeres que habíamos entrevistado y querían ser parte de los talleres para la planificación de la exposición. Invitamos a un total de 12 mujeres, de las cuales 10 aceptaron la propuesta de ser co-curadoras de la exposición. Entre octubre de 2023 y mayo de 2024, trabajamos en diferentes formatos, espacios y ritmos junto a Natividad Velasco (constructora), Adelaida Bautista (pescadora), Dionicia Quispe (radialista), Olga Cachi (pollerera y trabajadora del hogar), Mary Isabel Vargas (oficinista y enfermera), Martha Apaza (tejedora y trabajadora del hogar), Sonia Mamani (oficinista y modelo), Suibel Gonzales (escaladora), Lidia Huayllas (escaladora) e Inés Quispe (presentadora de televisión).

Para el primer taller, desarrollado en octubre de 2023, planificamos varias actividades relacionadas con los afectos y el trabajo, las dos entradas de intercambio de conocimiento que propusimos. Además, buscamos prestar atención al eje de la memoria, relacionada con las raíces culturales y las mujeres de la familia, y al de la identidad individual y colectiva y su relación con la indumentaria como práctica diaria de configuración del sujeto social. Sin embargo, lo más importante de estos talleres no fueron las actividades planificadas, sino lo que sucedió en términos afectivos. Un primer ejercicio, que consistía en narrar la historia de una prenda con mucho valor afectivo para las compañeras, abrió una primera puerta para conocernos y vincularnos desde los cariños, la memoria y los lugares de origen, las frustraciones y las heridas, la autonomía y la libertad, las decisiones transformadoras de vida, la escucha y la atención como gestos de vulnerabilidad y fortaleza para con otras mujeres, afectos que, en este proyecto, significaron una primera semilla para pensar y hacer juntas. Fue algo así como una terapia grupal, tal vez. Que al parecer nos hacía falta.

Participantes en el taller 1 del proyecto. Octubre de 2023 (fotografía de Pablo Quiroga).

El fotógrafo Pablo Quiroga junto a Natividad Velasco, participante co-curadora de la exposición (fotografía de M. C. Molina).

En el segundo taller, desarrollado en noviembre de 2023, nos enfocamos en trabajar en la curaduría y la museografía de la exposición. Discutimos colectivamente varias ideas para espacios e instalaciones, además de abordar los intereses en cuanto a los objetos que formarían parte de la muestra y su forma de montaje. Decidimos todas dedicar un espacio de la exposición a contar la historia, la importancia y los afectos vinculados con prendas concretas de las participantes de pollera. Esto requería mostrar y exponer las prendas en sí e imaginar formatos y soportes para las historias. También decidimos abordar la importancia de las trenzas con una obra colectiva. También surgió la decisión de destacar el trabajo artístico y artesanal que implica la confección de las prendas de la chola, presentando atuendos realizados por las participantes y por diseñadoras y diseñadores que pudiéramos invitar.

Participantes del taller 2 del proyecto.Noviembre de 2023 (fotografía de Sonia Mamani).

Pizarra de trabajo del taller 2 (fotografía de M. C. Molina).

Entre diciembre de 2023 y febrero de 2024 trabajamos en la curaduría y museografía de la exposición, teniendo en cuenta todas las ideas intercambiadas en los talleres previos. Trabajamos de manera más individualizada con cada una de las participantes. Con cada una coordinamos para determinar la prenda que querían compartir y el testimonio que narraría su historia. Además, retomamos algunas de las ideas más individuales de las participantes para espacios específicos de la exposición. Con Olga Cachi y Martha Apaza, ambas artesanas, nos enfocamos en la preparación de uno de los espacios de la muestra, una instalación con prendas cotidianas de la chola elaboradas por ellas y con todos los materiales utilizados en su confección y tejido.

Antes de comprar lo necesario comemos ispi frito. Son las tres de la tarde y la vendedora nos yapa con una sonrisa. Una vez terminado el pescado, comenzamos a buscar tela milano. En entrevistas previas nos enteramos de que una buena tela para hacer polleras es, justamente, la milano, dado que es atemporal y de buena calidad. También estamos en busca de un color que esté de moda o de novedad. Tenemos que elegir entre verde bandera y lila, que son los tonos del momento. Apostamos por el lila, pero no encontramos una tela milano de ese color, así que terminamos comprando un color “Barney” (sí, ese es su nombre popular, que viene del dinosaurio de la televisión). Se necesitan siete metros de tela para hacer la pollera. Además, tenemos que comprar tela para enaguas, telas bongé y magitex para los interiores. Ya sabíamos que la ropa de chola era costosa, pero nos sorprendemos nuevamente al comprobar los costos y las cantidades necesarias de tela para confeccionar las prendas. (Fragmento de una viñeta etnográfica sobre la preparación de la instalación de confección de la muestra).

Aunque habíamos visto con claridad junto con las compañeras que queríamos todas resaltar las trenzas de la chola en la exposición, hasta fines del 2023 no habíamos encontrado la forma de hacerlo. Fue una conversación con la fotógrafa y artista visual Wara Vargas la que nos dio las luces para hacerles una propuesta a las participantes. Encontramos en la técnica de la cianotipia y sus formas de ejecución un camino para llevar a cabo una práctica artística colectiva en la que pudiéramos vincularnos artísticamente de manera horizontal y experimental. La idea: hacer una especie de huella digital de las trenzas de cada una, articulando su figuración con la naturaleza y la convivencia entre mujeres. Cuando les propusimos a las compañeras esta idea, surgieron varias dudas: ¿el químico que se usa daña el cabello?, ¿cómo funciona una técnica fotográfica sin una cámara?, ¿por qué necesitamos que el cielo esté despejado? Dudas resueltas, las compañeras aceptaron entusiastas y curiosas.

Contra todos los pronósticos del clima a mediados de marzo de este año, pudimos realizar dos sesiones de taller de cianotipia con la conducción de Wara Vargas. El resultado es el corazón de la exposición Mujeres de trenzas, una exploración que apunta a ver en primer plano un elemento estético central en la configuración corporal de las cholas, pero también sus articulaciones con la memoria, la naturaleza y sus formas, como centro de las imágenes de la identidad en tanto herencia ancestral y auto-representación cotidiana.

“Mis trenzas nunca pueden cambiar. Así me ponga el overol, siempre están conmigo mis trenzas”. (Natividad Velasco, entrevista realizada el 24 de marzo de 2024)

“Por las tullmas se puede ver de dónde es la persona. Por ejemplo, en sector valle se colocan de otra forma, son más largas. En sector altiplano no es tan largo. Pero también es cuestión de gustos”. (Dionicia Quispe, entrevista realizada el 28 de julio de 2023)

“La trenza, pues, representa a la cholita. Sin la trenza ya no eres cholita. Por eso no nos podemos cortar el cabello, ¿no ve?". (Martha Apaza, entrevista realizada el 23 de agosto de 2023)

Las trenzas no son una prenda, sino una forma de peinado del cabello, parte natural del cuerpo. Este peinado tradicional de las cholas bolivianas de diferentes regiones está vinculado con formas de arreglo del cabello en culturas prehispánicas (cfr. Fernández, 2019; Arnold, 2016) y utiliza accesorios indumentarios denominados tullmas, tradicionalmente elaborados de forma artesanal con fibras de alpaca, vicuña, llama, guanaco y oveja, aunque hoy en día hay también se usan de manera corriente y cotidiana hilos y tejidos sintéticos, mostacillas y otros elementos plásticos. Además de tullmas, actualmente se usan rozones, bolachas y otras formas que cumplen las mismas funciones utilitarias y estéticas que las tullmas: sujetar las trenzas (en algunos casos, estableciendo una unión entre ambas piezas) y extender el largo del cabello. Sin embargo, las tullmas no son solamente accesorios utilitarios, sino también dispositivos de identidad y pertenencia cultural/regional. Y junto al cabello y las trenzas, son también una raíz al primer aliento de vida, sea maternal o comunitario.

Fotografías del taller de cianotipia. Wara Vargas.

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Para leer el artículo completo descárgalo en este enlace >>>>Cómo se hizo la exposición Mujeres de trenzas


Este texto se publica en el marco de la exposición Mujeres de trenzas: Ropa e identidades de las cholas paceñas, abierta en el Centro Cultural de España en La Paz entre el 16 de mayo y el 6 de julio de 2024.


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